Llegamos a la quinta y última entrega de esta serie de vídeos sobre los beneficios del ejercicio físico durante el cáncer. En el primero aprendimos los beneficios del ejercicio para el paciente oncológico. En el segundo, algunos consejos para mejorar la capacidad cardiovascular; en el tercero, cómo afrontar la pérdida de masa muscular; y en el cuarto, cómo paliar las disfunciones de suelo pélvico femenino. En el quinto vídeo, Virginia Prieto Gómez, fisioterapeuta responsable de la Unidad de Fisioterapia Oncológica de la Asociación Española Contra el Cáncer de Madrid, nos habla sobre las alteraciones en la función pulmonar.

Otra de las secuelas derivadas del proceso oncológico son las alteraciones en la función pulmonar. La realización de ejercicio es muy importante para mejorar el movimiento y la flexibilidad de diferentes zonas del cuerpo, como el cuello, los hombros, la zona costal y la columna vertebral en su conjunto. En este vídeo que os presentamos, Virginia Prieto se va a centrar en las tres últimas zonas.

Todas estas recomendaciones que te ofrecemos son genéricas, y se deben adaptar a cada caso. No lleves a cabo estos ejercicios en caso de dolor, fiebre, tos y dificultad para respirar sin antes consultar con tu equipo sanitario de referencia. Es muy importante realizar ejercicios para mejorar el movimiento y la flexibilidad de diferentes zonas del cuerpo como el cuello, los hombros, la zona costal y la columna vertebral en su conjunto. Vamos a centrarnos en estas tres últimas zonas.

¿Para qué sirven los ejercicios respiratorios durante el cáncer?

Muchos pacientes tienen alteraciones en la función pulmonar como consecuencia de los tratamientos oncológicos. Y con un programa adecuado de ejercicios respiratorios, podemos conseguir mejoras en la función pulmonar.

Fíjate en esta secuencia tan sencilla que puedes hacer desde casa:

  1. Cogemos aire por la nariz y y lo aguantamos entre 2 y 3 segundos.
  2. Soplamos lentamente por la boca, formando una u con los labios.
  3. Respiración abdominal o diafragmática: Ahora te tumbarás con las piernas semiflexionadas o si lo prefieres, te puedes sentar en una silla. Coloca las manos sobre el abdomen para notar como la barriga sobresale al coger el máximo de aire que puedas por la nariz, y expulsa el aire lentamente con los labios fruncidos.
  4. Respiración costal: Con las piernas estiradas o sentados en una silla, colocaremos las manos en el tórax y cogeremos el máximo de aire que podamos por la nariz. El tórax se irá inflando, y luego se desinflará al sacarlo lentamente por la boca. Siempre con los labios fruncidos. Por cierto, una banda elástica también puede ser una buena aliada para este ejercicio. La colocamos en la parte medial del tórax, así, a la altura del pecho. De esta forma, al respirar por la nariz, llevaremos el aire hacia la zona donde hay ese aumento de la tensión de la banda elástica. Cuando soltamos el aire, deberíamos notar menos tensión en la banda elástica porque ya ha disminuido la circunferencia del tórax. Repite con la banda elástica situada en la parte baja de las costillas.

Estos son algunos de los ejercicios que propone Virginia Prieto Gómez en el siguiente vídeo. Si quieres conocerlos todos, dale al play y entérate de todo.