Cuando un familiar o un ser querido es diagnosticado de cáncer comienza una etapa compleja no solo en su vida, sino también en la de su entorno. En la mayoría de las ocasiones, la familia y seres queridos representan el principal apoyo
del paciente
; sobre todo cuando se llega a una situación de dependencia.

Pero cuidar no es tarea fácil… Nadie está preparado para enfrentar esta situación; nadie nos ha enseñado cómo hacerlo. Quizás por eso solemos identificar la figura del ‘buen cuidador’ con aquellas personas que muestran actitudes o actuaciones de disponibilidad total, de entrega ininterrumpida, de no decir nunca que no, de saber siempre qué hay que hacer… Pero estas conductas no pueden mantenerse en el tiempo, y suelen derivar en cansancio, estrés o agotamiento.

Esta figura del “supercuidador” no es realmente la de un “buen cuidador”. Estamos, como en tantas ocasiones, ante un falso mito. Por ello, en la Asociación Española Contra el Cáncer hemos preparado un nuevo taller online sobre el rol del “buen cuidador” con el objetivo de arrojar un poco de luz sobre qué es lo que realmente necesita el paciente de cáncer, sin olvidarnos de las necesidades de la persona cuidadora.

Consejos de cuidados para pacientes oncológicos
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La importancia de preguntar

Antes de dar por sentado qué necesita la persona que vamos a cuidar, o dar consejos y recomendaciones, lo que hace un buen cuidador es preguntar. A veces las necesidades que pensamos imprescindibles no lo son tanto y, en cambio, damos otras por sentadas que sí pueden tener una importancia crucial para el paciente.

Aprender a ser flexibles

“El buen cuidador va a intentar tener más calma, va a aprender a no tener prisa, a dedicar más tiempo a observar, a expresar…”, recuerda Ana Monroy , psicóloga de Infocáncer. Según la experta la flexibilidad es otra característica clave del buen cuidador, y es que no siempre es vital hacer el baño o la comida a la misma hora; sino adaptarse a cómo vayan evolucionando las necesidades del paciente y las nuestras propias. El buen cuidador no impone; el buen cuidador sugiere y adapta.

La comunicación asertiva

El proceso del cuidado del paciente puede ser muy tenso en algunos momentos. Es lógico que nos sintamos desbordados, pero, aun así, debemos intentar trabajar la comunicación todo lo posible. En este sentido, la psicóloga diferencia entre la comunicación pasiva, de la agresiva y de la asertiva; y recomienda siempre intentar centrarnos en esta última.

Un ejemplo sería:

  • Pasivo: Vale, como quieras.
  • Agresivo: No, no vamos a hacerlo así y punto.
  • Asertivo: Entiendo que quieras hacerlo así, pero pienso que es mejor así por esta razón.


Fomentar la autonomía del paciente

Damián Castañeda, trabajador social de Infocáncer, apunta a la importancia de fomentar en lo posible la autonomía del paciente. A veces se nos olvida que nuestro ser querido puede tener autonomía dentro de sus circunstancias. Cosas sencillas como elegir qué ropa ponerse ese día, qué prefiere para comer, a qué hora prefiere realizar una actividad, qué película quiere ver, etcétera, ayudan a que la persona normalice su situación en lo posible. Sobre todo, teniendo en cuenta que todo lo relacionado con los tratamientos son circunstancias impuestas, en las que no puede tomar ninguna decisión.
Esto le ayudará a mantener el control sobre muchos aspectos de su propia vida.

Tener actividades en familia

De la misma forma, es importante conservar cierta cotidianeidad en la familia. Seguir pasando ratos juntos, bien sea a la hora de compartir la comida, un juego o un rato de televisión. Es importante no aislar al paciente y cuidador en una habitación; sino seguir compartiendo en lo posible espacios y ratos comunes.

Conocer los recursos con los que contamos

El trabajador social de Infocáncer señala que no debemos olvidar pedir ayuda cuando lo necesitamos. Así, si los cuidados informales suelen correr a cargo de un familiar o persona allegada; no debemos olvidar que también existen los cuidados formales, que requieren de personal más cualificado una vez llegado el momento. En este sentido hay que acogerse a la Ley de Autonomía de la persona y Atención a la Dependencia, especialmente en el caso de necesitar teleasistencia, recursos residenciales, etc. Asimismo, para el propio cuidador, hay que reseñar que existe la posibilidad de pedir una excedencia por cuidados. Es decir, un permiso no retribuido de hasta dos años, que, además, no tiene por qué solicitarse de forma continuada, sino que puede hacerse por diferentes periodos. Ponte en contacto con nosotros si necesitas más información.

Te ayudamos en la Asociación Española Contra el Cáncer

No olvidarse del autocuidado

Por último, y no menos importante, el ‘buen cuidador’ es aquel que no se olvida de, en la medida de lo posible, cuidarse a sí mismo. La psicóloga de Infocáncer recomienda algunas pautas a tener en cuenta sobre autocuidado:

  • Observar cómo nos estamos sintiendo: los cambios en nuestras emociones o, incluso, en nuestro cuerpo.
  • Elegir con quién, cómo y cuándo queremos expresar esas emociones.
  • No centrarnos en las ideas de culpa, no pensar que lo hacemos todo mal. Cuando nos invadan estos pensamientos, hay que parar y tomar perspectiva sobre todo lo que hacemos. 
  • Identificar señales de alerta o síntomas de agotamiento, estrés o tristeza profunda, para acudir al médico o a un profesional de la psicología si fuera necesario.
  • Ejercitar el cuerpo y mantener una buena alimentación.
  • Poder descansar las horas necesarias.
  • Apoyarse en los amigos y seres queridos. Aprender a pedir ayuda.

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