Cada año se diagnostican en España alrededor de 1.000 niños con cáncer. Por suerte, su supervivencia está aumentando mucho en los últimos años, gracias a los tratamientos y a la detección precoz, fruto de años de investigación.

Algunos de los proyectos apoyados por la Asociación Española Contra el Cáncer ponen el foco en los tipos de cáncer que más afectan a los niños, como los tumores del sistema nervioso central (entre ellos, los tumores cerebrales), la leucemia o el neuroblastoma; así como en la mejora del diagnóstico y el tratamiento de estos.

En concreto, actualmente, de los 400 proyectos de investigación en desarrollo, contamos con 24 proyectos en cáncer infantil.


La biopsia líquida en el cáncer infantil

Uno de estos proyectos, financiado con la colaboración de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), es el del Dr. Joan Seoane, director de Investigación Traslacional del VHIO, quien ha conseguido un nuevo avance que va a permitir mejorar el estudio del meduloblastoma: el tumor cerebral infantil más frecuente.  

Obtener una muestra de un tumor cerebral es un proceso complejo y muy molesto para los pacientes por el procedimiento quirúrgico que supone. Sin embargo, en los últimos años se ha avanzado en el desarrollo de técnicas menos invasivas, como la biopsia líquida realizada a través de una punción lumbar. Algo que se descubrió gracias al proyecto de investigación liderado por el Dr. Joan Seoane en 2016; y que ahora han conseguido aplicar al meduloblastoma en niños.

Este nuevo avance muestra cómo a partir de una muestra del líquido cefalorraquídeo (que baña el sistema nervioso), se puede obtener material genético (ADN circulante) y conocer el tumor de forma muy precisa.

Esta información ayudará a cirujanos y oncólogos a conocer de forma más exacta el tipo de tumor que tiene cada paciente (incluso antes de la cirugía). De esta forma, se puede mejorar el diagnóstico, hacer un seguimiento de cómo evoluciona y cambia el tumor con el tiempo, y poder ajustar el tratamiento en función de las necesidades de cada paciente. Por lo tanto, este nuevo avance podría ayudar al manejo de los pacientes pediátricos, conseguir tratamientos más específicos y conocer el riesgo de recaídas. 


Investigación del neuroblastoma a partir de cultivos 3D

La Asociación Española Contra el Cáncer también ha impulsado una ayuda predoctoral concedida por la AECC Valencia al investigador Ezequiel Monferrer para estudiar el papel del entorno sobre el comportamiento agresivo y la progresión del neuroblastoma; uno de los cánceres infantiles más frecuentes que afecta al sistema nervioso.

En el estudio han elaborado cultivos 3D para evaluar cómo la rigidez del medio que rodea a las células puede influir sobre la agresividad del neuroblastoma. Gracias a estos cultivos 3D y complejas imágenes digitales microscópicas, los investigadores han comprobado que las células tumorales tienen un comportamiento más agresivo cuanto más rígido es el entorno que las rodea. El estudio propone modificar el entorno tumoral y disminuir su rigidez como una posible vía para reducir así la agresividad de este tipo de cáncer.


Acabar con las secuelas y mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer

Otro de los proyectos que apoyamos desde la AECC está enfocado a ayudar a minimizar las secuelas neurocognitivas que los tratamientos dejan en los niños que han sufrido cáncer cerebral.

La radioterapia puede generar complicaciones neurológicas, que pueden manifestarse en problemas de atención, dificultad para expresarse o afectación de la memoria. Todas estas secuelas repercuten considerablemente en el día a día de los niños, por lo que es fundamental investigar estrategias que ayuden a prevenirlas. 

La Dra. Vivian Capilla es investigadora en el campo de las neurociencias y las células madre; y gracias a la ayuda de la AECC Badajoz, ella y su grupo de investigación están buscando cómo minimizar esas secuelas. Para ello están desarrollando un proyecto con modelos de ratón que serán expuestos a radiación para estudiar así las secuelas neurológicas de la radioterapia. Con ese modelo probarán un medicamento desarrollado con células madre de donantes. Si demuestran que el tratamiento es seguro y tiene efecto neuroprotector, podrán plantear su traslación a la clínica en un futuro cercano.

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