¿Cuáles son las sustancias presentes en el tabaco? ¿Por qué son tan perjudiciales para la salud? En este artículo analizamos algunos de los componentes que se pueden encontrar en un cigarrillo estándar y te contamos cómo afectan al organismo.

El tabaco es el causante de más del 80% de casos de cáncer de pulmón y laringe, pero también de entre el 30% y el 50% de casos de cáncer de vejiga, orofaringe, esófago o boca. De hecho, hasta 16 tipos distintos de cáncer están asociados a este factor de riesgo sobre el que existen innumerables mitos.

Los agentes de salud pública insisten en que el tabaco es el principal factor de riesgo de cáncer que podemos evitar. Por eso, saber qué sustancias componen el tabaco y los efectos nocivos que tienen para la salud es clave para cumplir con el objetivo de la Asociación Española Contra el Cáncer de superar el 70% de supervivencia media en el año 2030.

Las sustancias más nocivas del tabaco

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año en el mundo más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de personas no fumadoras al humo ajeno. El humo procedente de la combustión del tabaco está compuesto por unas 4.000 sustancias diferentes, 70 de ellas altamente tóxicas y cancerígenas.

La nicotina es uno de los compuestos más conocidos del tabaco. Cuando inhalas el humo del tabaco, esta sustancia se absorbe muy rápidamente, tanto en la mucosa de la boca, como en los pulmones; desde donde pasa al aparato circulatorio distribuyéndose por todo el organismo.

En tan solo siete segundos llega al cerebro, donde se une a los llamados receptores nicotínicos produciendo un efecto placentero y gratificante para el fumador; que es el que produce la dependencia física del tabaco y el síndrome de abstinencia cuando se deja de fumar. Tan solo en 13 segundos más, 20 segundos después de la calada, llega a las zonas más distantes del cuerpo. Se convierte, por lo tanto, en la droga que más rápido llega al sistema nervioso.

Además de la dependencia física, la nicotina también puede producir:

  • Incremento de la tensión arterial.
  • Incremento de la frecuencia cardiaca (taquicardia).
  • Incremento de la glucemia (azúcar en sangre).
  • Incremento del movimiento intestinal.

Al inhalar el humo del tabaco, el fumador promedio absorbe de 1 a 2 miligramos de nicotina por cigarrillo. En dosis altas (40-60 mg), este componente causa la muerte en pocos minutos debido a un fallo respiratorio.

La eliminación de la nicotina se produce fundamentalmente a través de la orina, pero durante el periodo de lactancia de las mujeres también se elimina a través de la leche materna, con los consiguientes riesgos que esto puede tener para los lactantes.

Otra de las sustancias que compone el tabaco es el monóxido de carbono (CO), un gas tóxico que se desprende en la combustión del tabaco y del papel de envoltura. Se absorbe a través de los pulmones y pasa rápidamente a la sangre sustituyendo al oxígeno.

Como consecuencia, los diferentes tejidos y órganos del cuerpo están menos oxigenados, un trastorno conocido como hipoxia que, cuando se produce en la pared de las arterias, favorece la formación de depósitos de grasa formando placas de ateroma. Todo esto se traduce en la posible aparición de angina de pecho e infarto de miocardio.

Sustancias irritantes, relacionadas con EPOC

El cianuro de hidrógeno, el amoníaco o la acetona son algunas de las sustancias irritantes que componen el tabaco. Pueden provocar una excesiva producción de moco que luego es difícil de expulsar, por lo que se precisan fuertes golpes de tos para eliminarlo, que, poco a poco, van dificultando la respiración.

Son las responsables de las patologías respiratorias (no cancerosas) relacionadas con el consumo de tabaco, que están englobadas bajo el término de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), donde se incluyen la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.

Algunos de los síntomas que el fumador puede presentar son:

  • Tos crónica irritativa, sin causa aparente.
  • Expectoración o esputos, cada vez más abundantes.
  • Disminución de la capacidad pulmonar.
  • Infecciones respiratorias y otorrinolaringológicas recurrentes
  • Insuficiencia respiratoria irreversible.

Cáncer y sustancias del tabaco

Alquitranes (para asfaltar carreteras), arsénico, formaldehído (conservante de órganos), polonio 210 (radioactivo), cadmio o níquel (componentes de baterías) son algunas de las sustancias cancerígenas que también encontramos en el tabaco. Son las responsables de algunos procesos cancerígenos como el de pulmón, laringe, cavidad oral, vejiga, esófago, estómago, páncreas, colorrectal o riñón, entre otros.

Recuerda que fumar es una conducta aprendida y que abandonar el consumo de tabaco es posible. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer ponemos a tu disposición servicios gratuitos presenciales y online para dejar de fumar, una guía disponible para descargar y Respirapp, una aplicación móvil que te acompañará y facilitará el proceso de abandono del tabaco.