En los últimos años, la técnica de edición genética CRISPR-Cas9 se ha convertido en uno de los avances contra el cáncer más prometedores. Se trata de una herramienta molecular empleada para editar los genes. Es decir, permite seleccionar un gen concreto y modificarlo. Gracias a esta técnica, también conocida como el ‘corta y pega’ genético, se puede editar el ADN de los humanos para, entre otras posibilidades, mejorar los tratamientos en cáncer.

De hecho, hoy miles de laboratorios en todo el mundo usan CRISPR/Cas9. Incluso se ha comenzado a ensayar su aplicación en humanos en tratamientos contra varios tipos de cáncer.


¿En qué consiste la tecnología CRISPR-Cas9?

Conocer cómo surge el descubrimiento de CRISPR también nos ayuda a entender su función en la naturaleza. Esta misma técnica es utilizada por los microbios para protegerse de los virus que puedan atacarlos. Así, modifican los genes de sus ‘invasores’ para acabar con ellos. El estudio del comportamiento de estas bacterias ha permitido a la ciencia aplicar esta técnica también para modificar nuestro material genético.

En este vídeo explicativo te contamos qué es exactamente esta técnica. Como ves, de forma muy resumida, consiste en coger un fragmento de ARN, una molécula que sirve como ‘’buscador de genes’’, y unirlo a otra llamada Cas9, la ‘’tijera’’ que las bacterias utilizan para cortar los genes de los virus y acabar con ellos. Aplicado al ADN humano, al unir el ‘’buscador de genes’’ y la ‘’tijera’’, podemos localizar un gen determinado de una célula para cortarlo.

Aplicación de CRISPR en la biomedicina

La buena noticia es que esta novedosa tecnología ha comenzado a aplicarse en biomedicina y en la investigación del cáncer para el desarrollo de terapias. Un ejemplo de ello lo tenemos en el tratamiento de leucemias en niños y jóvenes. De esta forma, se puede ‘enseñar’ cómo atacar a las células tumorales y acabar con la enfermedad. Hasta ahora, se han conseguido resultados muy esperanzadores.

Microbiología y cáncer
El microbiólogo Francisco Juan Martínez Mojica.

¿Cómo surgió CRISPR? Un poco de historia…

El origen de esta tecnología parte de la más pura ciencia básica. Para ello, debemos remontarnos al trabajo del microbiólogo español de la Universidad de Alicante, Francisco Juan Martínez Mojica.

En 1989, mientras trabajaba midiendo la calidad del agua de las playas alicantinas, comenzó su tesis doctoral sobre un microorganismo aislado en las salinas de Santa Pola: ‘Haloferax mediterranei’. Mojica observó en el genoma de este organismo una serie de secuencias genéticas que se repetían a intervalos regulares. Nada en la literatura científica explicaba la función de esta rarez; por lo que Mojica tuvo que esperar a los resultados de su propio trabajo para dar una explicación científica.

Este investigador buscó en las bases de datos de información genómica y lo que descubrió fue que en el mundo microbiano abundan las secuencias repetidas a intervalos regulares; lo que sugería “una gran relevancia biológica”. En 2003, Mojica descubrió que la verdadera naturaleza de estas secuencias repetidas, que él denominó CRISPR, resultaban ser un mecanismo de defensa de los microorganismos contra los virus.

Tecnología crispr cas9
En el mundo microbiano abundan las secuencias repetidas

Hallazgo de una vacuna genética

A partir de este descubrimiento, el microbiólogo se dio cuenta de que, entre las secuencias de ADN repetidas, lo que hay son fragmentos del genoma de los invasores, firmas moleculares que permitirán reconocerlos si atacan de nuevo. Es decir, una vacuna genética. Este hallazgo fue finalmente publicado en 2005 y, a partir de ese momento, numerosos grupos se lanzaron a desentrañar el funcionamiento exacto de CRISPR.

Más tarde, la doctora Emmanuelle Charpentier, que en la actualidad trabaja en el Instituto Max Planck de Biología de la Infección (Berlín, Alemania) y en la Universidad de Umeå (Suecia), descubrió una molécula clave en el sistema CRISPR/Cas9. A partir de este hallazgo, y con la necesidad de conocer su estructura tridimensional, se puso en contacto con Jennifer Doudna, de la Universidad de California, para iniciar una colaboración. Fruto de esta colaboración, en el año 2012, reprodujeron artificialmente el sistema y demostraron que es una potente herramienta de edición genómica que puede ser programada para reconocer cualquier fragmento de ADN.