La Asociación Española Contra el Cáncer y la Asociación Española de Gastroenterología han firmado un acuerdo para la colaboración entre ambas asociaciones. Este convenio va a permitir el intercambio de experiencias y conocimientos entre ambas partes a fin de beneficiarse mutuamente de su experiencia en el sector salud.

Uno de los objetivos de ambas asociaciones es mejorar el conocimiento sobre la prevención de la enfermedad. Para empezar, porque mucha población desconoce que existe una prevención primaria, que trata de evitar hábitos no saludables; y una prevención secundaria, como es la realización de pruebas de cribado.

Así, hay que recordar que muchos de estos tumores son prevenibles evitando ciertos factores de riesgo. Pero, también, que participar en los programas de cribado es fundamental para conseguir un diagnóstico precoz y, con el mismo, una menor morbimortalidad. Y es que, aunque actualmente el cáncer de colon es uno de los más frecuentes y uno de los cánceres que más mata, diagnosticado en una fase temprana puede llegar a tener hasta un 90% de curación.

¿A qué edad es recomendable hacerse el TSOH?

El programa de cribado en cáncer de colon permite la posibilidad de detectar lesiones malignas (o premalignas que en un futuro pudieran malignizarse) antes de que la persona note algún síntoma. Este programa va dirigido a la población con edades comprendidas entre los 50 y 69 años.

El cribado de cáncer de colon se basa en una sencilla prueba, denominada test de sangre oculta en heces (TSOH). Esta prueba la puede realizar el propio paciente en su domicilio. Lo que hace esta prueba es detectar cantidades microscópicas de sangre en una muestra de heces que, en caso de ser positiva, indica la presencia de una lesión, que puede ser maligna o no. Es por ello que, solo entonces, es necesario analizar dicha lesión, a través de una colonoscopia, para detectar o descartar un posible tumor o pólipo.

Esta prueba está indicada para población de riesgo a sufrir cáncer de colon, pero también para aquellas personas que cuenten con casos familiares, síndromes hereditarios y otras condiciones predisponentes, aunque en este caso se lleva a cabo fuera de los programas de cribado.

Como explica la doctora Sabela Carballal Ramil en este vídeo de la Asociación Española de Gastroenterología, “lo que buscamos es detectar este tumor cuando todavía no están produciendo síntomas. Bien si está en una fase inicial, potencialmente curable, o en su fase precursora, que sería la detección de un pólipo colorrectal, una lesión benigna que pueda aparecer muchos años antes. Intervenir el pólipo resecándolo, evita que el mismo acabe convirtiéndose en un cáncer ”.

Desigualdad también en la prevención

En gran parte de las comunidades este tipo de programas funcionan de tal manera que el paciente es contactado desde el propio servicio de salud. Pero de no ser así, es importante que el paciente sepa que es posible consultar esta opción con su médico y solicite ser integrado en el cribado.

En este punto, es importante señalar que, en materia de prevención, los pacientes también deben hacer frente a desigualdades según su lugar de residencia. Así lo recoge el ‘Informe del cáncer en España: una aproximación a la inequidad y los determinantes sociales’. El principal problema está en el acceso a los programas de cribado, puesto que el programa de test de sangre oculta en heces está implantado de manera desigual en nuestro país.

De esta forma, se da la circunstancia de que hay Comunidades Autónomas cuya población en la franja de edad objetivo accede a estos programas con una tasa de participación superior al 65%, como País Vasco o Navarra. Otras, en cambio, necesitan seguir avanzando para que en su territorio todas las personas en edad de riesgo puedan acceder a estos programas de cribado.

El miedo a la colonoscopia

Otro de los problemas en la detección precoz del cáncer de colon es que, por parte de la población, muchas veces por desconocimiento, existe cierto temor a la realización de una colonoscopia, en caso de que esta sea necesaria.

Se trata de una prueba con la que se puede observar la mucosa de todo el colon y el recto a través de un tubo largo y flexible (endoscopio) que se introduce por el ano. Este, en su extremo, posee una luz y una cámara que permite visualizar en un monitor de televisión cualquier patología existente.

Para su realización es necesario que la persona siga una dieta especial al menos durante dos o tres días, con muy pocos residuos. También es necesario que el día antes de la prueba emplee laxantes con el fin de que tanto el colon como el recto estén limpios.

La colonoscopia se realiza en un hospital bajo sedación (el paciente no está dormido, pero se siente relajado y no percibe dolor). Así se evitan las molestias producidas por la distensión del tubo digestivo al introducir el endoscopio en su interior.

Como explica Joaquín Cubiella, médico de aparato digestivo del Hospital Universitario de Orense, “la sedación es la técnica que permite que la colonoscopia no sea dolorosa, ni molesta, que en definitiva no sea una experiencia incómoda”. Y es que, como insiste el experto, una colonoscopia satisfactoria, no solo es aquella en la que se han obtenido buenos resultados, sino en la que el paciente no tiene problemas en repetir la prueba en el futuro si así fuera necesario.